
En CABA, un relevamiento reciente del Instituto de Estadística y Censos indicó que un monoambiente se alquila en promedio a $428.000, mientras que en Neuquén ese mismo tipo de unidad no baja de los $700.000, e incluso puede alcanzar los $800.000 en zonas céntricas. Krause remarcó que “por esos valores en Neuquén apenas se accede a una pieza”.
La dirigente explicó que en la provincia se observa una fuerte disparidad en los precios, con variaciones dentro de una misma manzana, lo que dificulta establecer un promedio claro. Este fenómeno, señaló, responde tanto al “boom de crecimiento poblacional” como a la falta de regulaciones efectivas que permitan un equilibrio en el mercado inmobiliario.
En este contexto, la especialista alertó que las familias destinan entre el 60 y el 80% de sus ingresos al pago del alquiler, muy por encima del 35% que se registraba en años anteriores. La situación se agrava por los costos de expensas y servicios, lo que lleva a muchas personas a endeudarse con tarjetas de crédito para cubrir necesidades básicas como la alimentación.
Krause subrayó que la problemática también tiene un impacto social profundo: cada vez más jóvenes permanecen en la casa de sus padres porque no pueden afrontar los costos de independencia. Además, muchas familias deben mudarse a ciudades cercanas como Cipolletti, Centenario o Plottier, lo que genera traslados diarios hacia la capital y congestiona los accesos.
Otro punto de preocupación es el crecimiento de las inmobiliarias no registradas, que ofrecen propiedades sin estar habilitadas y, en algunos casos, cobran incluso por mostrar una unidad. El Monitor de Alquileres advirtió que estas prácticas perjudican especialmente a quienes llegan a la ciudad sin referencias previas.
La falta de regulación provoca que los valores se equiparen rápidamente entre Neuquén y localidades vecinas, lo que elimina la posibilidad de encontrar alternativas más económicas en la región. De hecho, en ciudades como Cipolletti y Allen los alquileres ya se asemejan a los neuquinos, lo que consolida un escenario de alta presión para los inquilinos.
Krause insistió en la necesidad de contar con un marco normativo que estabilice el mercado de alquileres y permita un acuerdo justo entre propietarios e inquilinos. Mientras tanto, la realidad muestra un aumento constante de precios que golpea a la clase trabajadora y obliga a replantear los modos de habitar en la Patagonia.