La reciente escalada de precios en el canal mayorista y de venta directa generó un clima de incertidumbre en el panorama energético, especialmente con la llegada del nuevo gobierno, desencadenando duras críticas desde la dirigencia de Unión por la Patria.
Tras la victoria electoral de Libertad Avanza, los costos al por mayor de la nafta y el gasoil experimentaron un promedio de aumento del 25 por ciento. Este incremento exacerbó la disparidad inversa con los valores en las Estaciones de Servicio, es decir, el precio de costo resulta más alto que el de venta, impactando de manera más pronunciada en las bocas de expendio sin contrato con petroleras.
La situación generó preocupación entre varios actores del sector de los combustibles, quienes plantean la urgencia de ajustar los precios en los surtidores. Sin embargo, mientras algunos expertos cercanos a la ideología libertaria abogan por la desregulación inmediata, la administración actual se muestra renuente a esta propuesta.
Carlos Pinto, vicepresidente de la Cámara de Expendedores de Río Negro y Neuquén, afirmó en Radio 7 que «el precio mayorista no tiene control por parte del gobierno y se actualiza a medida de que las petroleras lo creen conveniente».