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Eutanasia: la Corte bonaerense ordenó analizar el caso de una mujer que pide asistencia médica para morir

A María del Carmen Ludueña le cambió la cara. Le brillaron los ojos, sonrió, se emocionó. Puso cara de alivio y, por primera vez en mucho tiempo, sintió esperanza. Este martes, la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires dispuso que la presentación judicial que hizo para acceder a la eutanasia sea analizada. […]

A María del Carmen Ludueña le cambió la cara. Le brillaron los ojos, sonrió, se emocionó. Puso cara de alivio y, por primera vez en mucho tiempo, sintió esperanza. Este martes, la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires dispuso que la presentación judicial que hizo para acceder a la eutanasia sea analizada.

María tiene 63 años y vive en La Reja, Moreno. Infobae contó su historia hace apenas diez días. Desde hace siete años está postrada en su cama: tienen que acomodarle los almohadones y el cuerpo para que pueda dormir, cortarle la comida bien chiquita o esperar a que las galletitas se disuelvan en el café con leche, darle de comer y de tomar en la boca, cambiarle los pañales y el canal del televisor.

Su parálisis es la consecuencia del deterioro irreversible que le produce la artritis reumatoidea poliarticular, seropositiva y erosiva en curso grave, resistente a antiinflamatorios, corticoides e hidroxicloroquina que le diagnosticaron en 2001, después de varios años de incertidumbre sobre los dolores articulares que no paraban de crecer. Esos dolores se volvieron resistentes a la analgesia con el correr de los años: María los siente todos los días, a todas las horas.

En noviembre de 2024, a través de un defensor oficial, presentó un recurso de amparo para acceder a la eutanasia, es decir, la asistencia médica para morir. La solicitud fue rechazada en primera y en segunda instancia.

María hace algo más deMaría hace algo más de veinte años, cuando su única hija terminó el colegio secundario. El diagnóstico definitivo fue en 2001

En ambos casos, el rechazo fue in limine, es decir, de antemano y porque no existe legislación que avale la práctica de la eutanasia en Argentina. Se desestimó el pedido sin que ninguno de los dos tribunales analizara el escenario particular y concreto de María. Pero la Suprema Corte provincial acaba de instar a que eso cambie. Más allá de que no haya una ley que prevea el acceso a asistencia médica para morir, el máximo tribunal bonaerense ordenó que se examine el caso particular de la solicitante.

En el documento al que tuvo acceso Infobae, la Corte se refiere a que “las especiales y desdichadas circunstancias que rodean al caso, en definitiva, comprometen prerrogativas constitucionales de primerísimo orden que hacen al derecho a la vida, a la autonomía de la voluntad y a la dignidad humana”.

“Denegar de forma liminar -como aquí- la apertura de la jurisdicción debe considerarse una flagrante violación del acceso a la justicia y al debido proceso”, suma la argumentación emitida por el máximo tribunal de la Provincia.

“Era la mejor noticia que podíamos recibir en esta instancia, donde lo que la Corte debía definir era si avalaba que se analice el caso de María o ratificaba el rechazo in limine de las instancias anteriores”, sostiene en Edgardo Pablo Molins, defensor oficial de Ludueña, en conversación con Infobae.

El fallo ordenó que sea un juzgado del fuero Contencioso Administrativo el que revise la solicitud de María, contemplando su caso particular. Y como en la sección judicial que le corresponde, que es la de General Rodríguez, no hay un juzgado abierto en ese fuero, la causa seguirá su curso en la sección judicial de Mercedes, donde deberá tomarla el juez Luis Oscar Laserna.

A diferencia de lo que ocurrió hasta ahora, esta vez María y sus abogados tendrán la oportunidad de presentar documentación para sostener su pedido. La Justicia tendrá delante de sí todas las pruebas ofrecidas por la defensa de María originalmente, que hasta ahora no habían sido evaluadas en ninguna instancia. Son historias clínicas, descripciones de los tratamientos que atraviesa y solicitudes para que los centros sanitarios que la atendieron presten la información necesaria sobre su cuadro.

Además, se prevé que declaren familiares, médicos y enfermeras que acompañan y acompañaron a Ludueña en todos estos años, así como una pericia médica, psiquiátrica y psicológica que determine su capacidad para decidir y su inequívoca voluntad a la hora de solicitar el acceso a la asistencia médica para morir.

La Justicia, según ordenó la Corte, debería evaluar los informes sobre el escenario actual y el pronóstico de María, y estimar la gravedad, intensidad y cronicidad de sus padecimientos físicos y psíquicos. En su conversación con Infobae, ella lo describió así: “¿Quién me puede decir que esto es vida? Esto no es vida, esto es una tortura. Me hablan de darme las mejores condiciones para que tenga la mayor calidad de vida posible, ¿qué calidad de vida? Esto es un calvario, yo lo único que pido es clemencia, que alguien me escuche y me ayude”.

La defensa de María tiene previsto también convocar a expertos en cuestiones de bioética dispuestos a dar su parecer sobre el caso. Pero lo más importante es que se solicitará que el juez o, llegada una segunda instancia, el tribunal se acerque al domicilio de María para escuchar de su propia boca su historia, sus padecimientos y su pedido.

“Cualquiera que pase 24 horas como yo pediría lo mismo”, le dijo Ludueña a Infobae hace apenas unos días, desde la cama de la que no puede moverse -y en la que no puede moverse sin ayuda- desde hace siete años. “Por desgracia mi mente es muy lúcida. Porque si al menos tuviera algún problema mental que me tuviera más perdida, no me daría cuenta de todo lo que pasa. Pero me doy cuenta de todo”, sumó María, acompañada por su hija Mariela, que vive en el mismo terreno que ella y que hace malabares entre el cuidado de su mamá, el de sus dos hijos y el trabajo.

“Creo que el momento de morir sería un momento feliz. Que me iría contenta y que libraría mucho a mi hija. Por eso pido que alguien me escuche y se ponga de mi lado (…) Siento un cansancio de cuerpo y de mente que no puedo describir, por eso quisiera cerrar los ojos e irme. No sé qué me espera después de eso, pero creo que va a ser mejor que lo que tengo ahora”, reflexionó María.

La Suprema Corte de la Provincia acaba de dar el primer paso para que, después de dos rechazos sin interiorizarse sobre su historia y su sufrimiento, finalmente alguien la escuche.

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