La decisión se tomó luego de que el sindicato anunciara una huelga de 48 horas para los días miércoles 30 y jueves 31 de julio en rechazo a despidos y suspensiones masivas en el sector, que afectaron a más de mil trabajadores en empresas operadoras.

El comunicado oficial del Ministerio de Capital Humano, mediante la Secretaría de Trabajo, enfatizó que la conciliación tiene como objetivo «preservar la paz social y garantizar la continuidad de la producción de una actividad estratégica como la explotación de petróleo y gas no convencional».

Durante estos 15 días de conciliación obligatoria, el sindicato deberá cesar toda medida de fuerza y los trabajadores deberán reincorporarse con normalidad, mientras las empresas tienen la obligación de mantener el servicio en pleno funcionamiento.

El conflicto surgió tras denuncias del gremio liderado por Marcelo Rucci, que sostiene que las compañías iniciaron una «reestructuración encubierta», despidiendo a más de 1.200 trabajadores y suspendiendo a otros 2.000, sin una explicación clara ni medidas de acompañamiento.

La tensión se intensificó en un contexto en que Vaca Muerta viene registrando récords de producción, alcanzándose niveles previstos para 2026 ya en este año. El sindicato advirtió que esos logros no se traducen en mejoras para los trabajadores, sino todo lo contrario: despidos y precarización laboral.

La conciliación obliga a las partes a abrir un canal de diálogo mediado por el Estado. Durante este impasse, se espera que se logre un acuerdo que evite paralizar una industria clave para la economía nacional, así como la generación de divisas y empleo en Neuquén y la región patagónica.

La medida desactivó el paro sin resolver las causas de fondo. Si en el plazo previsto no hay avances en las negociaciones, el sindicato podría ratificar nuevas medidas de fuerza una vez vencida la conciliación, reinstalando la conflictividad laboral.