
El texto, impreso y dejado en el acceso a la escuela, contenía expresiones como “mañana muere alguien” y “cuiden el culo”, acompañadas de una lista de supuestos datos personales, amenazas dirigidas a hijos, parejas y domicilios de trabajadores del establecimiento. Incluso se refería a localidades vecinas como Plottier y Senillosa, sugiriendo un seguimiento sistemático de la vida privada del personal docente.
El panfleto —escrito con un lenguaje vulgar, plagado de errores ortográficos y con referencias a funcionarios como Marcelo Guagliardo — provocó una inmediata alarma. Desde el interior del sistema educativo no descartan que pueda tratarse de una acción orquestada por alguien vinculado al alumnado, con la intención de suspender clases. Sin embargo, la crudeza del contenido y el nivel de detalle en las amenazas obligaron a tomarlo con la máxima seriedad.
Docentes y trabajadores no docentes manifestaron su preocupación por la escalada de violencia simbólica que se vive en las escuelas y solicitaron la intervención urgente de las autoridades provinciales. Hasta el momento no se informó si se presentó una denuncia formal ni qué medidas preventivas fueron adoptadas.
Especialistas en seguridad y representantes gremiales coincidieron en que, más allá del origen de la amenaza, es indispensable que el Estado intervenga con rapidez. Afirmaron que estas situaciones generan un clima de terror en las escuelas y podrían derivar en episodios aún más graves si no se encaran con la debida responsabilidad institucional.