
Los primeros testigos señalaron que minutos antes del fuego se escuchó una fuerte explosión, que luego se confirmó habría sido producto de una garrafa. Esa versión alimentó la preocupación inicial de los vecinos, que temían que hubiera víctimas fatales. Sin embargo, la buena noticia fue que ninguna persona resultó herida.
Familiares del propietario, un hombre de 32 años, relataron que la casilla era una vivienda precaria y que en pocos minutos el fuego lo consumió todo. Bomberos trabajaron de inmediato para evitar que las llamas se expandieran hacia otras construcciones cercanas, en un sector donde las urbanizaciones avanzan de forma acelerada pero con escasa planificación y servicios básicos limitados.
“Al principio todos pensamos lo peor, por la columna de humo y el ruido de la explosión. Por suerte no había nadie adentro y pudieron apagarlo antes de que llegara a otras casas”, contó un vecino.
El episodio no fue el único del día: en simultáneo, otro incendio en Valentina Sur fue controlado por los bomberos, aunque no se reportaron daños mayores. El hecho refleja la vulnerabilidad de los asentamientos precarios, donde la falta de infraestructura y las conexiones informales de gas o electricidad aumentan los riesgos.