
El principal componente es la nueva facilidad extendida (EFF) acordada con el Fondo Monetario Internacional, por USD 20.000 millones, de los cuales USD 15.000 serán de libre disponibilidad, es decir, podrán usarse directamente para intervención cambiaria o reforzar reservas.
A esto se suman USD 3.500 millones de desembolsos de organismos multilaterales (Banco Mundial, BID, CAF), destinados a apoyar programas de infraestructura y reestructuración productiva.
Por otra parte, el BCRA anunció la ampliación del repo ejecutado en enero con bancos internacionales, que podría llegar a USD 2.000 millones adicionales. Y se renovó por 12 meses el swap de monedas con China, que representa aproximadamente USD 5.000 millones.
El objetivo de este andamiaje financiero es acelerar la acumulación de reservas, respaldar el nuevo régimen de bandas cambiarias y reforzar la confianza en la desregulación del mercado de cambios.
En simultáneo, el Ministerio de Economía utilizará parte de estos recursos para recomprar Letras Intransferibles, saneando el balance del BCRA y reduciendo pasivos improductivos.
El impacto de estas decisiones va más allá del corto plazo: se trata de crear una plataforma sólida para el ingreso de capitales, el financiamiento del sector privado y la baja del riesgo país. En definitiva, un programa que busca transformar el círculo vicioso en un círculo virtuoso de inversión, estabilidad y crecimiento sostenido.