El comisario inspector Luis Mardones confirmó que el disturbio ocurrió el domingo a la madrugada en calle La Madrid, a solo 150 metros de la Comisaría 25 de Junín de los Andes. El personal policial intervino rápidamente para evitar consecuencias mayores, logrando dispersar al grupo. Un joven fue demorado, pero hasta el momento no se registraron denuncias por lesiones.

Los daños a vehículos estacionados y las quejas de vecinos reactivaron un viejo conflicto en torno al funcionamiento del boliche. Mardones informó que se están investigando los registros de cámaras del local y del entorno, y que ya se logró identificar a nueve personas vinculadas a la pelea que aparece en los videos difundidos.

Pese a la falta de denuncias por lesiones, desde la comisaría se abrió una causa de oficio para esclarecer los hechos. La investigación incluye el análisis del material audiovisual viralizado, sumado al relevamiento de cámaras de seguridad de comercios y viviendas cercanas. Se evalúa además dar intervención al fuero penal o convencional.

Las autoridades municipales podrían intervenir debido a múltiples reclamos por ruidos molestos y disturbios reiterados en el lugar. La situación no es nueva: los vecinos vienen advirtiendo desde hace tiempo sobre los conflictos derivados de la actividad nocturna del boliche, incluyendo incidentes en las inmediaciones de la terminal de ómnibus.

Mardones explicó que Junín de los Andes es la única ciudad de la zona sur con locales bailables habilitados, lo que provoca una gran afluencia de jóvenes de San Martín de los Andes, donde no se permiten boliches. Este fenómeno ha generado, según el comisario, tensiones y episodios de violencia entre jóvenes de ambas localidades.

En el episodio viralizado no se ha podido confirmar si se trató de un enfrentamiento entre jóvenes de Junín y San Martín. El joven demorado es mayor de edad y oriundo de Junín de los Andes, y las investigaciones continúan para determinar el origen del conflicto. Las autoridades aún no descartan posibles sanciones al boliche.

Este nuevo hecho pone en debate la seguridad nocturna en las ciudades del interior provincial, donde las opciones de esparcimiento son limitadas y los controles sobre el consumo de alcohol y las salidas de boliches parecen insuficientes. El caso se suma a una serie de reclamos sociales que apuntan a repensar la vida nocturna en la región.